lunes, 25 de enero de 2016

Article sobre el el valor del JOC

Traducción de Diana de Horna
El potentísimo impulso que sienten los niños por jugar no responde a una necesidad de “esparcimiento” ni de “diversión”. Responde a un propósito mucho más importante. Responde a su necesidad de sobrevivir. A lo largo de la historia y la prehistoria humanas, el juego ha sido la principal forma en que los niños y niñas han adquirido las destrezas, los valores, y los conocimientos que necesitaban para sobrevivir en el seno de su cultura. Los niños no juegan para evadirse de la vida real: juegan a la vida real. Al hacerlo, logran hacer frente a esas realidades física, intelectual y emocionalmente.  
El juego también ayuda a los niños a afrontar y gestionar emocionalmente los horrores de su mundo y del nuestro, dondequiera que esos horrores se producen.
En artículos anteriores de mi blog he descrito cómo el juego ejercita y construye la capacidad de los niños para el lenguaje, el razonamiento, la motricidad, la capacidad para construir, y para relacionarse con otros (véase en especial el post del 1 de octubre de 2008). Allí he hablado del juego desde una visión que no contradice las imágenes felices que tenemos de los niños inmersos en actividades de juego que nos resultan gratas, y en entornos saludables. Pero el juego no es adaptativo solamente en entornos saludables. El juego también ayuda a los niños a afrontar y gestionar emocionalmente los horrores de su mundo y del nuestro, dondequiera que esos horrores se producen.
Nos gustaría pensar que los niños son absolutamente dulces e inocentes. En un mundo ideal, en donde los adultos fueran absolutamente dulces e inocentes, los niños podrían serlo también. Pero el mundo no es ideal, y los niños que crecen protegidos de las realidades del entorno en que antes o después habrán de desenvolverse estarán poco equipados para ese entorno. No debería sorprendernos que los niños se defiendan del abrazo protector de los adultos bienintencionados, que luchen contra las restricciones con que se pretende encerrarlos en zonas infantiles idílicas, y que se aventuren, como y cuando pueden, a experimentar el mundo real que les rodea y a incorporarlo en su juego. Son los niños, y no nosotros, quienes saben lo que es mejor para ellos.
La evidencia más dramática que conozco en relación con el impulso infantil de reencontrarse incluso con los mayores horrores de su entorno a través del juego se encuentra en un libro asombroso de George Eisen publicado hace veinte años y titulado Children and Play in the Holocaust1. Aquí aparecen dos conceptos que se encuentran en los dos polos del espectro emocional de cualquier persona: el Holocausto nazi y el juego infantil. Es impactante ver ambos uno al lado del otro en el título de Eisen. Y sin embargo, como explica Eisen a lo largo del libro, los niños internados en los campos de concentración nazis y en los guetos jugaban, por muy brevemente que fuera, hasta que eran asesinados. Jugaban, no porque fueran indiferentes a los horrores que les rodeaban, ni para negar esos horrores o desviar su atención de ellos. Jugaban de un modo que les ayudaba a comprender, afrontar, y, en la medida de lo posible, gestionar de manera efectiva esos horrores. La evidencia que Eisen cita procede de diarios y entrevistas con los supervivientes.
Niñas y niños jugando a ser pistoleros.  Foto: "Gunmen at Suicide Circus", por Sascha Kohlmann, CC BY-SA 2.0
Niñas y niños jugando a ser pistoleros. 
Foto: "Gunmen at Suicide Circus", por Sascha Kohlmann, CC BY-SA 2.0
En los guetos, que eran el primer paso antes de ser enviados a hacer trabajo forzados y a los campos de exterminio, los adultos trataban de preservar para sus hijos alguna semblanza del juego inocente que habían conocido antes; pero los propios niños, por su cuenta, jugaban juegos que tenían sentido dentro de su entorno. Jugaban juegos de guerra, de “explotar búnkers”, de “masacrar”, de “robar la ropa de los muertos”, y juegos de resistencia. En Vilna, los niños judíos jugaban a “judíos y agentes de la Gestapo”, un juego en el que los judíos vencían a sus torturadores y los golpeaban con sus propios rifles (palos).
Incluso en los campos de exterminio, los niños que aún tenían salud suficiente para moverse, jugaban. En un campo jugaban a “hacer cosquillas al cadáver”. En Auschwitz-Birkenau se retaban unos a otros a tocar la valla electrificada. Jugaban a la “cámara de gas”, un juego en que arrojaban rocas a un hoyo mientras gritaban como si fueran personas agonizando. Se inventaron un juego llamado “klepsi-klepsi”, una forma de llamar al robo, que se inspiraba en el procedimiento de pasar lista que cada día observaban en los campos. Un jugador tenía los ojos vendados; entonces uno de los otros se adelantaba y le golpeaba fuerte en la cara, y después, con la venda quitada, el que había recibido el golpe tenía que adivinar, por la expresión facial y otros gestos, quién le había golpeado. Para sobrevivir en Auschwitz había que ser un experto en mentir -por ejemplo para robar pan o cuando se conocían los planes de alguien para escapar o participar en la resistencia- sin delatarse a uno mismo. Klepsi-klepsi parecía ser un buen entrenamiento para esas habilidades.
Hay quien piensa que los juegos violentos crean adultos violentos; pero en realidad es a la inversa. La violencia del mundo de los adultos lleva a los niños, como es apropiado, a jugar violentamente.
Cuando juegan -ya sea al juego amable que nos gusta imaginar o al tipo de juegos que describe Eisen- los niños incorporan la realidad de su mundo a un contexto ficticio, en el que resulta seguro mirar cara a cara a esas realidades, afrontarlas, experimentarlas, y practicar formas de gestionarlas. Hay quien piensa que los juegos violentos crean adultos violentos; pero en realidad es a la inversa. La violencia del mundo de los adultos lleva a los niños, como es apropiado, a jugar violentamente. ¿De qué otra forma podrían prepararse emocional, intelectual y físicamente para enfrentarse a la realidad? Es un error pensar que de algún modo podemos cambiar el mundo, en el futuro, controlando el juego de los niños y controlando lo que aprenden. Si queremos cambiar el mundo, tenemos que cambiar el mundo mismo, y los niños nos seguirán. Los niños deben prepararse, y se prepararán sin duda, para el mundo real en el que han de esforzarse por sobrevivir. Tratemos de hacer ese mundo, desde la realidad y no desde la farsa, tan feliz como nos sea posible.
El artículo original fue publicado en la revista online Psychology Today.

http://estonoesunaescuela.org/bitacora/aprendizaje/el-valor-del-juego-para-afrontar-retos-vitales#.VqYsiKrUM5o.gmail



Cuinetes originals amb palets, algún voluntari per fer-nos alguna per l'escola? :)

 Cocinita de Madera hecha con Palets

Cocinita_de_madera_niños
Como ya os he contado en un montón de ocasiones soy una enamorada de los juguetes de madera, de las casitas y de las cocinitas de madera en particular, de hecho en casa contamos con 2 cocinitas ya, una que teníamos y otras que me regalaron, pero se les han quedado algo pequeñas y me apetecía una para ponerla en la zona de la terraza y puesto que llevaba un tiempo pensando en esta idea y mi marido es un manitas y le encanta el bricolaje, con lo que se me ocurrió plantearle un reto,…
¿Puedes ayudarme con una cocinita de madera hecha con palets? Yo tenía la idea, y él la maña, así que se puso manos a la obra. En un principio no estaba muy convencido, pero cuando empezó a ver los resultados y le conté las utilidades que tenía en mente para este mueble hecho con palets, le encantó.
DIY-Cocinita-de-Madera-hecha-con-Palets
Lo quería para un rinconcito en el que las niñas puedan estar incluso en días de lluvia, porque tanto Alejandra como María pueden tirarse jugando horas y horas con este tipo de juegos. Les encanta recrear lo que ven, a papás y a mamás, a meriendas, a cocinar, a preparar bizcochos y tartas, a fruterías,… así que sabía que esta manualidad iba a triunfar… y así fue ¡¡no sabéis su cara cuando vieron lo que mamá y papá habían preparado!! Parecían las presidentas de nuestro club de fans.

¿Qué utilizamos para esta manualidad?
  • 2 palets
  • 2 tablas
  • 1 tablero
  • Clavos de 5 a 3 mm.
  • Cola
  • Pintura blanca Bruguer
  • Guirnaldas o banderolas
Cómo podemos hacer esta Cocinita de Madera hecha con palets?
Pintamos las piezas. Yo utilicé una pintura especial, de la gama Acrylic de Bruguer con efecto Chalk Paint, y es una pasada porque no gotea, no huele y además con un sólo bote nos dio para pintar la cocinita entera y una mesa que teníamos tipo baratera en color madera de pino y sin barnizar, muy básica. Así que dio mucho de sí. Y es para interior y exterior, que es algo que me gustó mucho.
Una vez se secó la pintura, enfrentamos los 2 palets por el lado opuesto y con cola y clavos de 7 y 5 mm. los unimos.
Por otro lado simplemente colocamos las tablas superiores y el tablero de arriba, donde podríamos haber puesto incluso algún letrero tipo pastelería o cakes o restaurant, o el uso que le quisiéramos dar.
mesa_de_chuches_hecha_con_palets
Yo prefería no poner nada porque lo quiero para muchos usos. Tenemos unas cartulinas negras que las usamos como si fueran fuegos, y nos sirve de cocinita (se pueden usar también CDs que tengamos estropeados en casa), también para momento café o té, o incluso como mesa de dulces cuando venga gente a casa o para cualquiera de nuestras fiestas de cumpleaños o merendolas.
sweet_table_DIY




Le coloqué unas banderolas preciosas que tengo para darle un toque especial, creo que con este tipo de guirnalda queda mucho más bonito, pero vamos según gustos.
Sería ideal también tener dispensadores de bebidas para zumos naturales o limonadas, que me encantan.
Me apetece también mucho colocar unos cestos de mimbre que podemos colgar en las ranuras del palet con unos ganchos en forma de S, para que ellas puedan colocar ahí la comidita y todos los cacharros de cocina. Nos falta una balanza y una caja registradora de madera para completar nuestra tienda, y ¡¡qué de tardes divertidas vamos a pasar!!
manualidad_con_palets
Podéis también poner alcayatas en el tablero superior y allí podrán colgar la batería de cocina y otro tipo de utensilios o incluso los paños o manoplas.
Manualidad_cocinita_de_madera
Y esto es todo, ¿os ha gustado? Pues ya sabéis es una manualidad y una composición bien sencilla y muy resultona. Cualquier duda no tenéis más que preguntarme.

Que lo disfrutéis :)




http://www.pintandounamama.es/diy-cocinita-de-madera-hecha-con-palets/


"El meu fill xupa la seva roba sense parar"

Interessant article que ens parla sobre aquells nens i nenes que es xupen el dit o la roba.



  Mi hijo chupa su ropa sin cesar.

Mi hijo chupa su ropa sin cesar trata de dar respuesta a una consulta que recientemente he recibido sobre esos niños que chupan su ropa constantemente, niños que han adquirido un mal hábito como puede ser el de morderse las uñas, chuparse el dedo o mordisquearse el pelo. Comportamientos que corresponden a un modo de calmar la ansiedad que sienten ante algún tipo de situación concreta que puede llegar a generalizarse.

Mi hijo chupa su ropa sin cesar ¿por qué?

Los niños que chupan su ropa sin cesar suelen ser niños que están bajo una tensión que no saben controlar y buscan a través de este comportamiento reducir el malestar provocado por la ansiedad que sienten ante una determinada situación.
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Chupar la ropa podría ser la forma que tiene nuestro hijo de lidiar con el aburrimiento, el estrés o la ansiedad.
¿Qué situaciones pueden provocar este comportamiento? Pueden ser múltiples desde el inicio del cole a al nacimiento de un nuevo hermano, es decir, cualquier situación que provoque que el niño sienta una amenaza real o imaginaria.
Es frecuente observar niños que chupan su ropa entre los 2 y 4 años, y en bebés es absolutamente normal durante la dentición, pero cuando se presenta en niños más mayores es probable que tengamos que buscar apoyo externo si persisten en el tiempo.

Mi hijo chupa su ropa sin cesar ¿qué puedo hacer?

Para poder eliminar este hábito hay que trabajar justamente los motivos que impulsan a realizarlo, es decir, buscar el origen de la ansiedad para poder reducirla al máximo.
Pero como cualquier hábito adquirido debemos atacar también a las conductas. Por lo cada vez que observemos a nuestro hijo chupar su ropa intentaremos llevar su atención a otra cosa y mantenerle entretenido, por ejemplo que nos explique qué es lo que ve en un dibujo que le mostramos o cualquier cosa que le ha pasado a lo largo del día, pero también es muy efectivo pedir que realice cualquier actividad en la que deba utilizar sus manos y que le mantenga entretenido.
También podemos crear un sistema de recompensas para premiarle siempre que no realice esta conducta.Entregarle una pegatina o un sello en la mano cuando esté un tiempo sin chupar su ropa es una buena elección que podemos tratar de llevar a cabo para ir reduciendo las situaciones en las que el niño siente la necesidad de chupar su ropa, esto le ayudará con el control de sus impulsos.
Pero tal y como comentaba al inicio lo mejor es trabajar la ansiedad, buscar que el niño vaya sintiéndose cada vez más seguro en el cole, en casa, en el parque, con otros niños … 

Foto cortesía http://www.freepik.es/

miércoles, 20 de enero de 2016

Educadores Infantils

EducadoresInfantiles
Es cierto, que llevo algunos años sin estar presente en las Escuelas Infantiles y que actualmente lo veo todo desde fuera. Pero puedo asegurar que la Educación Infantil, y por lo tanto los profesionales que se dedican a ella están olvidados e infravalorados. Por no decir que son tratados en muchas ocasiones con faltas de respeto y de educación. Parece ser que todavía gran parte de la gente, no se ha dado cuenta que esas personas a las que los padres dejan sus hijos, son profesionales, tienen vocación y se desviven por dar la mejor educación a los niños más pequeños. He podido comprobar que desgraciadamente, muchos progenitores acuden a los educadores como si fueran niñeros y niñeras. Niñeros y niñeras al que exigirles todo lo que sea posible y más. Y machacarles si en algún momento hacen alguna cosa que a ellos no les gusta o no ven apropiada. Se olvidan completamente, que las personas que están en las aulas son profesionales de la educación y que tienen una labor muy importante en el desarrollo íntegro de los niños.
He conocido a educadores infantiles que se han quedado dos horas más de su jornada acompañando a un niño de dos años porque sus padres se iban a retrasar. He presenciado como algún fin de semana y durante su tiempo libre, preparaban actividades lúdicas para sus alumnos. He podido ver como una educadora limpiaba con todo el cariño del mundo una herida en la rodilla de un pequeño de casi tres años. He podido escuchar como educadores hablaban por teléfono con padres para preguntar si su hijo había mejorado del catarro o de la infección que tuviera. He visto a esas personas trabajar en equipo con pedagogos y psicólogos al darse casos de procesos diagnósticos. He visto a educadores infantiles implicarse tanto con las familias de los niños, que parecía ser la suya propia. He sido la afortunada de ver como estos profesionales abrazaban, jugaban, calmaban y cuidaban a los niños. He presenciado como una educadora, fuera de su horario laboral,  acompañaba a los padres de un alumno a urgencias por tener una fiebre muy alta.
Estoy cansada de escuchar y de leer que la etapa de Educación Infantil no sirve para nada, que los niños únicamente van al centro para que se entretengan y que se vayan adaptando a estar con más gente. Hay educadores que se esfuerzan muchísimo por dar importancia a las emociones, por fomentar la creatividad, la imaginación, el aprendizaje a través del juego. Ellos se esfuerzan por transmitir valores, incluso valores que tenían que haber sido enseñados por los propios padres. Se dejan la piel intentando crear ideas innovadoras y motivadoras para los niños. Estoy hasta el gorro de escuchar eso de “cualquiera sirve para cuidar a un niño”, y sí, puede que esa gente que lo diga tenga razón, puede que muchas personas no les cueste cuidar un par de horas a un niño pequeño. Pero, ¿y si hablamos de ser el ejemplo a seguir para muchos pequeños? ¿Y si hablamos de todas las necesidades tanto básicas como educativas que cubren los educadores? ¿Y si hablamos de enseñar autonomía y fomentar el descubrimiento del entorno? ¿Y si hablamos de aplicar las mejores metodologías y adaptarlas a los niños?
No, desde luego que no, no todo el mundo puede llegar a ser educador infantil. Ellos comparten momentos inolvidables con los niños, les hablan, les hacen reír, les proporcionan bienestar y tranquilidad y en muchas ocasiones pasan más tiempo con los pequeños que sus padres. Ellos se preocupan y buscan siempre lo mejor para cada alumno, para cada familia. Y en muchas ocasiones su esfuerzo, motivación y dedicación no son valorados como se merecen. No son valorados como se merecen cuando padres exigentes les acusan de no haber peinado bien a su hija. No son valorados cuando han cambiado el pañal de todos los bebés y en ese momento, cuando llegan los padres de uno en concreto, se hace caca y los critican. No son valorados cuando gran parte de la sociedad, no les toma en serio. Y no son valorados cuando los futbolistas y “periodistas” del corazón son más reconocidos que ellos.
Lo que es cierto, es que ellos tienen una función muy importante en la vida de los niños  y en sus familias. Que se implican para que el día a día de los más pequeñas sea el más especial de sus vidas. Que se automotivan para enseñar algo diferente en el aula, que corren como los que más si un niño tiene un accidente en el recreo, que no les importa mancharse de pintura de dedos, que no tienen sentido del ridículo cuando toca disfrazarse y que intentan proporcionar el calor suficiente a los niños que se ponen enfermos dentro del horario. Esas son solo algunas cosas que hacen los educadores dentro del aula. Y fuera de ella, tienen que tratar con toda clase de familias. Familias que algunas ocasiones lo único que hacen es criticar, acusar y tratar mal a estos profesionales. ¿De verdad se merecen los educadores infantiles eso? No, desde luego que no.
Escrit per la Mel, educadora Infantil i futura pedagoga. Investigadora i asesora en educació emocial  escola de pares. Coach en el desenvolupament personal. 

http://www.nuncajamasyyo.com/educadores-infantiles-esos-profesionales-olvidados-e-infravalorados/